Alaveses en Antioquia en la era colonial. Siglos XVI, XVII y XVIII

John Alejandro RICAURTE CARTAGENA, Magister en Historia en la Universidad del País Vasco, ganador del premio Andrés de Irujo del Gob. Vasco en el 2010, fundador del Centro de Estudios Vascos de Antioquia

Lagundu

En la región de Antioquia situada en la esquina noroccidental de América Meridional existió una temprana presencia ibérica debido a su ubicación estratégica —donde confluyen las masas continentales de Centroamérica y Suramérica, y los océanos Pacifico y Caribe—, se prolongó por tres centurias en las que el imperio español se extendió por la amplia frontera americana ejerciendo su control y dominio sobre las ciudades, villas y pueblos que fundaron1; proceso en el cual participaron miles de peninsulares de los cuales una porción provenían de las provincias vascas, como el caso de Álava.2

Los primeros alaveses en Antioquia, siglo XVI

En el Darién —golfo de Urabá— se establecieron los primeros centros de poblamiento en la masa continental americana en 1510 —San Sebastián de Urabá y Santa María la Antigua del Darién—. El bilbaíno Francisco Abrisqueta indicó en ambas una gran presencia de vascongados al aseverar, siguiendo a Jerónimo Kolhler, que la elección secreta de Martín Zamudio como primer alcalde de Tierra Firme había sido obra de euskaldunes.

En dicha colonia encontramos a Pascual de Andagoya, de Kuartango, emigrado en 1514 con apenas 19 años bajo el mando de Pedro Arias de Ávila. Después tenemos al gasteiztarra Martín de Ulibarri, de los primeros pobladores y comerciantes en la ciudad de Zaragoza, Antioquia; de estos primeros pobladores también tenemos a Pérez de Zambrana, Beltrán de Guevara y López de Ayala, que aunque no se tienen datos de su origen, acusan ser alaveses por sus apellidos compuestos.

A mediados del siglo tenemos al capitán Francisco Martínez de Ospina, del valle de Ayala, fundador en 1560 de Nuestra Señora de los Remedios, Antioquia. También se le atribuye junto al vitoriano Bernardo de Loyola la fundación de Vitoria —Manizales, escindida de Antioquia en 1905—, sin embargo otros autores indican que fue fundada por el gasteiztarra Asencio Salinas. A finales de siglo tenemos a Pedro de Oribe de Salazar y Ortiz, nacido en Arciniega, residente en Zaragoza, Antioquia y gobernador de “Antioquia de las Indias”.

Berantevilleses en Antioquia, siglo XVII

Antioquia

En la región de Antioquia situada en la esquina noroccidental de América Meridional existió una temprana presencia ibérica debido a su ubicación estratégica.
Foto: Wikipedia

Del suroeste alavés —Ribera Alta y Berantevilla— y de la limítrofe Miranda de Ebro, Burgos, se formó una red que articuló alaveses y burgaleses en un mismo círculo clientelar, parental y geográfico. Sus impulsores fueron Fernando Beltrán de Caicedo, hijo de Baltasar de Ossio Caicedo y Francisca de Salazar, todos oriundos de Berantevilla. Fernando se registró en 1600 en la Casa de Contratación de Sevilla para pasar a Indias como criado de Juan Beltrán de Lasarte, de Miranda del Ebro quien fue designado como contador en la Audiencia de Santafé de Bogotá. Se casó con Juana Cortés Rodríguez y llegó a ocupar los cargos de corregidor y justicia mayor de Remedios y de alcalde ordinario de Santafé de Antioquia. Tuvo por hermano al capitán Juan de Caicedo y Salazar, vecino de Remedios y teniente de corregidor de Mariquita y Remedios.

En 1620 arribó el berantevillés Francisco Beltrán de Caicedo, hijo de Baltasar de Ocio Caicedo y de Mencia de Piñedo. Llegó como criado de Francisco de Yarza, guipuzcoano que venía a Cartagena a desempeñar el cargo de Deán de la Catedral de Cartagena de Indias y que ocupó otros cargos en Antioquia.

También llegó en 1628 el capitán mirandés Diego Beltrán del Castillo, hijo de Pedro del Castillo y de Beatriz Beltrán del Caicedo, radicado en Santafé de Antioquia y casado con Jacinta de Ordás, motivado porque allí se encontraban dos primos hermanos de su madre, los mencionados Fernando de Ossio y Salazar y Juan de Caicedo y Salazar.

Otra red de berantevilleses fue promovida por otros alaveses como Diego Montoya y Mendoza, natural de Mijancas, quien viajó en 1633 rumbo a Indias por haber sido designado obispo de Popayán. A su lado viajaron su hermano Francisco Montoya y Mendoza, de Mijancas; su primo Ventura de Montoya y Salazar, de Berantevilla; Montijo Salazar, criado, de Berantevilla y Juan de Salazar Lezcano, criado, de Vitoria.

Diego Montoya es considerado como el primer prelado que visitó la provincia de Antioquia para organizar la jurisdicción eclesiástica —unión de los curatos de Guarne y Aburra bajo la tutoría del presbítero Lorenzo Cortez de Ordaz—. Diego, su hermano Francisco y su primo Ventura participaron en la campaña contra los indios chocoes y noanamas, así mismo fundaron la colonia minera “Sed de Cristo”, abandonada al tiempo por los constantes asedios que recibió en disputa por el territorio.

En 1639 Diego se retiró a la costa peruana por haber sido nombrado obispo de Trujillo, mientras sus familiares abandonaban la colonia Sed de Cristo por el asedio indígena. Entre tanto, arribaba a Antioquia otros berantevilleses como el capitán Fernando de Montoya y Ortiz —gobernador de Antioquia, hijo de Juan de Montoya y de doña Magdalena Ortiz, casado con Isabel González— y Antonio de Montoya y Ortiz, casado con Catalina Gómez de Ureña.

Se cree que ambos eran parientes y se les atribuye ser los que perpetuaron el apellido Montoya en Antioquia; sin embargo, se sabe de la presencia de otro sujeto berantevillés llamado Francisco de Montoya y Salazar, hijo de Juan de Montoya y Francisca Salazar, casado en Antioquia con Ana Castillón, del cual también se afirma que vino con un hijo natural llamado Juan Francisco Montoya y Salazar. Si bien debe existir algún nexo familiar de los anteriores no se puede descartar una falla ocasionada por un caso de homonimia, dado que como en el caso de los Caicedo existen muchas coincidencias en cuanto a lugar de origen y fechas en que arribaron a Antioquia.

Otras redes de alaveses en Antioquia. Finales del siglo XVII y siglo XVIII

La red parental de berantevilleses —Beltrán, Caicedo, Salazar, Ossio, Ortiz, Mendoza y Montoya—, tuvo una destacada presencia en Antioquia junto a otros alaveses vinculados a otras redes de migración, como por ejemplo las clientelares, de éstas últimas son los casos de Juan de Ugarte Uribarri —de Amurrio, hijo de Hernando de Ugarte y de Casilda de Uribarri—, quien pasó a Antioquia en 1628 como oficial del contador Agustín de Tirapu, y el caso de Vicente de Salazar Beltrán, Antezana de la Ribera, quien vino con Diego de Egües y Beaumont, designado Presidente de Nueva Granada. Vicente ejerció en Antioquia como alcalde ordinario y alcalde mayor, además fue favorecido con mercedes de tierras aquiescencia de la buena amistad con Egües y Beaumont.

Foto: CC BY - Hugo Pardo Kuklinski

En el siglo XVIII, aunque en menor medida, continuaron las migraciones de alaveses en redes en Antioquia.
Foto: CC BY - Hugo Pardo Kuklinski

A finales del siglo, el gobernador alavés Francisco de Montoya realizó gestiones para fundar la villa de Medellín, sin embargo el honor le tocó a su sucesor el gobernador guipuzcoano Miguel de Aguinaga en 1675. A partir de allí se produjo una elevada inmigración hacia esta villa de peninsulares y colonos establecidos en torno a las actividades agrícolas, ganaderas y comerciales. Entre ellos había varios alaveses como Lucas de Ochoa, nacido en Madrid, pero de abuelos provenientes del Valle de Oquendo y el gasteiztarra Carlos Gaviria, avecindado en 1676. Lucas de Ochoa fue comerciante, minero y colonizador, casado con Isabel Zapata, sus descendientes junto a los del guipuzcoano Juan Bautista Isaza Goyenechea fueron los fundadores de Envigado, Antioquia. Mientras que Carlos Gaviria fue un importante comerciante de Medellín.

En el siglo XVIII, aunque en menor medida, continuaron las migraciones de alaveses en redes en Antioquia, especialmente las familiares, como lo confirman los tres hermanos emigrados a mediados de siglo Francisco, José y Lázaro Mariaca y Serralta, oriundos de Zambrana. Igualmente Juan Blas de Aránzazu, oriundo de Madaria, emigrado en la segunda mitad del siglo XVIII y que en 1774 trajo a su esposa e hijo Lucía Jerónima Tornero y José María de Aránzazu, respectivamente. Aunque también vinieron de forma individual como Valerio de Uruburu, nacido en la Rioja pero de padres alaveses, quien se desempeñó como Asentista del Real Estanco en Antioquia.

Bibliografía

ABRISQUETA, Francisco de. El caserío vasco raíz de la nacionalidad, Ediciones Guari, Bogotá, 1962.

ARANGO MEJÍA, Gabriel. Genealogías de Antioquia y Caldas, Imprenta Departamental, Medellín 1932. T 1-2.

JARAMILLO MEJÍA, William. Antioquia bajo los Austrias, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Medellín, 1996. T 1-2.

___________________. Nobles, blancos y mestizos en la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín: probanzas de nobleza, familia y mestizaje del cabildo 1674-1812, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Medellín, 2000.

1 Antioquia estuvo vinculada a entes político-administrativos cambiantes, a principios del siglo XVI su territorio fue disputado por Castilla del Oro y Nueva Andalucía, y una vez creado el virreinato del Perú pasó a formar parte de la gobernación de Popayán. En 1736 hizo parte del recién creado virreinato de Nueva Granada a partir del gran virreinato del Perú.

2 El presente artículo pretende hacer visibles a los alaveses dentro del conjunto de vizcaínos, vascongados, norteños y súbditos de los reinos de España como han sido conocidos, sin especificar el lugar de origen. Esta inquietud surgió cuando realicé mis estudios en Vitoria y sentí la cercanía de apellidos que consideraba antioqueños pues me eran familiares: Arroyabe, Apodaca, Foronda, Gaviria, Larrea, Luzurriaga, Mariaca, Montoya, Ochoa, Ospina, Urbina, Zambrana, entre otros; pero también motivado por que por mi parte materna se encuentra incrustado el linaje de los Montoya alaveses que poblaron Antioquia.

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